HABLAR MEJOR: una HABILIDAD que se CULTIVA

Hablar bien no es un don reservado para unos pocos. Es una habilidad humana compleja que puede desarrollarse con intención y práctica.

A diferencia del lenguaje escrito, el habla está profundamente conectada con procesos cognitivos inmediatos, así como con factores emocionales y sociales. Por eso, lograr una expresión verbal efectiva requiere no solo conocimientos lingüísticos, sino también habilidades comunicativas y capacidades metacognitivas. Esto explica por qué, desde la lingüística y la comunicación, existen teorías y metodologías que orientan este desarrollo.

Funciones del lenguaje

Uno de los marcos teóricos más relevantes proviene del lingüista Michael Halliday, quien planteó que el lenguaje tiene funciones ideacional, interpersonal y textual. Es decir, al hablar no solo transmitimos ideas, sino que construimos relaciones y organizamos el discurso. Desde esta perspectiva, hablar mejor implica integrar claridad conceptual, empatía y coherencia estructural.  Si te interesa profundizar en la oratoria como método del habla, te invito a consultar este artículo sobre la neurociencia de la comunicación y sus aplicaciones prácticas.

Por su parte, Dell Hymes señala que la competencia comunicativa no solo se refiere a saber el idioma, sino a saber utilizarlo de manera adecuada en distintos contextos y culturas.

El método meta comunicativo

El método para mejorar el habla parte del diagnóstico de patrones individuales. Una herramienta útil es el análisis meta comunicativo: grabarse hablando, evaluar la estructura del mensaje, la fluidez, las muletillas y la modulación. Este ejercicio permite a la persona observarse con distancia crítica y tomar conciencia de aspectos que normalmente pasan inadvertidos. También se recomienda el uso de mapas mentales antes de hablar, para organizar ideas jerárquicamente y evitar divagaciones.

Entre más se practique, mejor

El entrenamiento deliberado es clave. Anders Ericsson, experto en psicología del rendimiento, plantea que la práctica debe ser enfocada en aspectos específicos, recibir retroalimentación inmediata y tener un componente de desafío progresivo. En el caso del habla, esto se traduce en ejercicios como debates estructurados, narración espontánea con tiempo limitado o improvisaciones con restricciones lingüísticas, como por ejemplo el evitar muletillas o usar sinónimos de palabras comunes.

4 herramientas para fortalecer la expresión oral

  1. Lectura en voz alta de textos complejos para mejorar la prosodia, ritmo, dicción y vocabulario.
  2. Shadowing, una técnica en la que se repite lo que otro dice de manera simultánea, para trabajar la fluidez.
  3. Grabación y análisis de intervenciones orales para identificar áreas de oportunidad en lenguaje verbal y no verbal.
  4. Práctica de storytelling que integra lógica narrativa, emoción y estructura.

Además, es fundamental desarrollar sensibilidad sociolingüística, es decir, la capacidad de adaptar el lenguaje al contexto, a la audiencia y al propósito. La doctora Deborah Tannen, socióloga y lingüista, afirma que: “El significado no está en las palabras mismas, sino en cómo y cuándo se dicen” lo que nos recuerda que hablar mejor es también escuchar mejor, leer el contexto y ajustar el tono. Hablar bien, entonces, no es solo cuestión de expresar palabras. Es una práctica situada que requiere autoconciencia, entrenamiento intencional y dominio técnico. En un mundo donde la comunicación define relaciones, liderazgos e identidades, perfeccionar esta habilidad es tanto una herramienta de empoderamiento como una responsabilidad social.

Sandra Angarita es politóloga, maestra en comunicación y socia consultora de PRoa. Su ejercicio profesional se enfoca en el diseño de planes estratégicos de comunicación, así como el desarrollo de métodos de formación en materia de oratoria, vocería, storytelling y gestión de crisis.

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