La gestión de la reputación será una disciplina fundamental y de alto valor en un año tan marcado por la incertidumbre como es este recién iniciado 2023. Y, concretamente, se divisan las 3 siguientes claves para que pueda cumplir con este propósito:
- Revalorización del papel de los medios de comunicación tradicionales: El periodismo profesional está, poco a poco, reemergiendo. Durante la pasada década, se cuestionó muy duramente a los periodistas y a los medios de comunicación tradicionales, mermando así su legitimidad como informadores, y se confió en que las redes sociales y el llamado “periodismo ciudadano” los desplazarían de esta función para siempre. No obstante, la manipulación, la desinformación, la propaganda o el manejo poco responsable de la privacidad de los usuarios y de sus datos de carácter personal están sumiendo en una muy importante crisis a las redes sociales. Ante ello, la sociedad está demandando con ello una mayor intervención de los informadores profesionales, quienes pueden volverse grandes aliados de las redes sociales como difusores serios y en quienes confiar. De ahí su renovada incidencia sobre la reputación de no pocos actores.
- Generar contextos ante la incertidumbre: Está costando mucho imaginar cómo será el 2023. Claramente, inaugura un escenario completamente VUCA (que en inglés son las siglas de Volatility, Uncertainty, Complexity y Ambiguity). Definitivamente, el actual es un entorno de alto voltaje para un ser humano al que siempre le ha costado tolerar la incertidumbre. De esta manera, el hecho de que, por ejemplo, una empresa de bienes de consumo no sea capaz de transmitir seguridad y confianza en materia de precios de venta al consumidor en un entorno de alta inflación como es el actual, puede pasarle severos costos en términos reputacionales. De ahí, la importancia que cobrará este año el saber construir contextos y escenarios que permita generar enmarcados y puntos de referencia para la toma de decisiones presentes y futuras.
- Cercanía, cercanía y más cercanía: Con los colaboradores, proveedores, comunidades aledañas a proyectos, vecinos, autoridades locales, entre otros. Son innumerables las amenazas externas que pueden proceder de un entorno tan volátil como el actual, lo que revaloriza la importancia de contar con entornos locales e internos sumamente sólidos. La gestión de la reputación deberá invertir una importante cantidad de esfuerzos en una serie de audiencias que demandarán ser guiadas y cobijadas a través de este entorno, sobre todo después de lo que implicaron para ellas los recientes años de pandemia. Serán, asimismo, grandes activos de cara al exterior y sobre cómo desea ser percibida una organización frente al conjunto de la sociedad en la que opera, pues, a diferencia de otro tipo de actores y/o esfuerzos comerciales, son actores que pueden transmitir mensajes e información con mayores dosis de autenticidad y legitimidad.
En un entorno como el actual, la gestión de la reputación adquiere un renovado valor como función estratégica integrada en una dirección de negocios, política o institucional. Tener presentes en su implementación estas claves, logrará marcar una gran diferencia para este año y, seguramente, en adelante.
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