¿Tienes algún museo en mente que no hayas podido visitar? Si ese lugar fuera un recinto ubicado a miles de kilómetros como el Museo del Hermitage, en San Petersburgo, tomar un avión ya no es la única opción. Hoy podemos acceder a varias de las colecciones de este museo y muchos otros con algunos clicks desde nuestro navegador. Los públicos evolucionan y las dinámicas en torno a ellos deberían hacerlo también.
En cuestión de contenidos de cualquier proyecto cultural o artístico, la programación y la comunicación son factores a los que se debe poner atención. En lo que corresponde a la comunicación, el crear y aplicar una buena estrategia permite alcanzar los niveles de difusión e interacción necesarios para generar comunidades. Tiempos dinámicos como los de hoy son una oportunidad para llevar la conversación hacia lo que debería ser el núcleo de estas estrategias: los públicos.
Se habla de públicos, en plural, porque cada uno tiene sus propias características e intereses. Comprender esto nos llevará a tener una mejor comunicación con ellos. Para alcanzar dicho objetivo, recomendamos tomar en cuenta cuatro ejes principales.
1. Acercarse a las comunidades
La mejor forma de conocer a un grupo de personas implica hacer las preguntas adecuadas, cuyas respuestas nos brindarán la información para tomar mejores decisiones y diseñar experiencias que conecten con ellos. Es importante recordar que el público objetivo de un proyecto no puede ser un “para todos” ya que siempre existirán límites contextuales que van desde características sociodemográficas hasta históricas.
Dentro de las comunidades donde operamos, debemos descubrir tres públicos principales: los que querrán ser parte de nuestros proyectos; los públicos potenciales, y, finalmente, aquellos que, sin importar la eficacia de nuestra estrategia, no despertarán interés alguno. De los tres grupos, nosotros debemos enfocarnos al público potencial, porque, aunque muchos argumentan que el quehacer artístico debe estar lejos de los hábitos de consumo, las tácticas de marketing como la segmentación, son herramientas de valor para conocer a las personas para quienes trabajaremos.
2. Interactuar con los públicos
Los públicos nunca han sido pasivos ya que son parte activa de un proceso de comunicación en tanto decodifican diversos mensajes. Sin embargo, en los últimos años este rol ha sido más visible gracias a las redes sociales. Así como se habla de prosumers, hoy podríamos hablar también de públicos que, a su vez, son creadores de contenido.
A través de los canales digitales, las comunidades pueden expresar tanto opinión como análisis. Esto debe representar una oportunidad para conversar con ellos y colaborar por medio de distintas dinámicas que pueden ir desde retos hasta conversatorios, siempre recordando que estos últimos sean verdaderamente una conversación y no una acción unilateral por parte de los creadores. Los públicos apreciarán una expresión artística con contenido, pero también a una organización que esté dispuesta al diálogo. Si no los dejan hablar, ellos abrirán su propio canal para democratizar la conversación.
3. Colaborar con especialistas
Lo mejor es partir desde la comunidad; generar relaciones sólidas en el lugar donde gestionamos nuestros proyectos será vital para nuestros objetivos. Es fundamental establecer contacto con artistas, gestores y curadores locales que sean cercanos a los públicos. De esta forma, apoyamos la producción local al mismo tiempo que generamos puentes con otros proyectos externos que sean afines a las comunidades.
Es sustancial tener un plan de relacionamiento con expertos y medios de comunicación nacionales, locales y, sobre todo, especializados ya que, por pequeños que sean, siempre tendrán un público cautivo, especializado y entusiasmado de involucrarse en la oferta cultura.
4. Considerar la coyuntura como una oportunidad
Si la ópera —género al que han llamado purista o conservador— ya comenzó a transmitir con cámaras de alta definición, se crearon adaptaciones para televisión y versiones cortas para jóvenes, es porque difícilmente ésta pudo haber sobrevivido más de cuatro siglos sin mutar.
La pandemia abrió nuevas prácticas de apreciación y consumo donde el público está más inquieto que antes y, para llegar a ellos, tenemos que hacer uso de diversas herramientas y de una comunicación acertada. ¿Cuáles son estas herramientas y cómo las aprovechamos para elaborar una estrategia centrada en los públicos? Síguenos en nuestras redes para estar al pendiente de nuestros próximos artículos.
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